F | T | Y | I | Utilizamos cookies para asegurar su mejor experiencia en nuestra web. Si sigue utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.
Durante la década de 1970 y comienzos de la década de 1980 gran parte de los países latinoamericanos atravesaron períodos de intensa violencia política y represión. El Estado, en muchos casos bajo control de gobiernos militares, cometió severas violaciones a los derechos humanos contra militantes de organizaciones sociales, gremiales y político-militares. En la década de 1980, con la vuelta a la democracia, en muchos de estos países surgió la necesidad de investigar los crímenes del pasado. La aplicación y desarrollo de la Antropología Forense en la investigación de violaciones a los derechos humanos surgió de esta necesidad histórica.
Cuando la Argentina recuperaba la democracia, a fines de 1983, diversos jueces ordenaron realizar exhumaciones que se llevaron a cabo en forma no científica y supervisadas por personal forense, quienes no contaban con la confianza de los familiares de las víctimas.
A comienzos de 1984, la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) y Abuelas de Plaza de Mayo (organización no gubernamental de derechos humanos abocada a la búsqueda de niños nacidos en cautiverio o desaparecidos junto a sus padres), solicitaron la asistencia de Eric Stover, entonces director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia con sede en Washington DC, Estados Unidos.
Entre los miembros de la delegación de AAAS estaba el Dr. Clyde Snow, uno de los más destacados antropólogos forenses del mundo. El Dr. Snow recurrió a arqueólogos, antropólogos y médicos para comenzar las exhumaciones y el análisis de los restos óseos con una metodología científica. Así nació el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Snow regresó a la Argentina en repetidas oportunidades para capacitar a los miembros fundadores del EAAF: Patricia Bernardi, Mercedes Doretti, Luis Fondebrider y Morris Tidball Binz. Los ayudó a conformar la organización y participó de numerosas exhumaciones e identificaciones. El EAAF se convirtió así en una organización científica pionera en el mundo, por trabajar de manera multidisciplinaria, alineada con los intereses de las víctimas y abarcando todos los pasos de la investigación, desde el contacto inicial con las familias hasta la restitución de los restos, pasando por el trabajo de búsqueda, recuperación y análisis de laboratorio.
El testimonio de Snow en el Juicio a las Juntas Militares en Argentina resultó vital para demostrar científicamente el asesinato de desaparecidos a partir del análisis de las lesiones de cuerpos recuperados de fosas clandestinas.
Hasta su fallecimiento en 2014, Snow compartió más de 30 años de trabajo con el EAAF en un momento de crecimiento profesional e institucional, trabajando en proyectos en Argentina, Chile, Perú, El Salvador, Guatemala, México, Etiopía, Croacia, Kurdistán, Iraq, Zimbabue, República Democrática del Congo, Sudáfrica y Filipinas, entre otros. En honor a este estrecho vínculo, el edificio de la sede central del EAAF en Buenos Aires, inaugurado en 2017, lleva el nombre de “Clyde Snow”.