“Buscamos aportar evidencia forense a la documentación histórica y los relatos orales”

La masacre de Napalpí (1924) “es el primer caso de genocidio contra pueblos originarios” en el que participa en nuestro país el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), organización no gubernamental de carácter científico creada en 1984 para la recuperación y restablecimiento de la identidad de los restos de personas desaparecidas durante la última dictadura cívico militar (1976-1983).
Así lo confirmó a Vertientes del Sur la antropóloga Silvana Turner, integrante de la organización desde hace 32 años, quien explicó que “la intención es poder aportar evidencia forense a la documentación histórica y relatos orales de la masacre”.
Convocado por la Unidad Derechos Humanos de la Fiscalía Federal de Resistencia, en octubre de 2018 el EAAF concretó una visita preliminar al lugar donde según testimonios ocurrieron los hechos de la masacre y donde se encontrarían las fosas comunes, una zona rural de alrededor de 50 hectáreas ubicada a 138 kilómetros al noroeste de Resistencia.
Y durante septiembre y octubre de 2019 se realizan trabajos de excavación en 18 sitios, en uno de los cuales se encontró un esqueleto humano incompleto.
“Se trataba un hombre joven pero no podemos confirmar que su muerte esté vinculado a la masacre porque no se puede datar sus restos con la precisión suficiente aplicando las técnicas que existen”, dijo.
Además, como “no hay evidencia asociada” y “no se encontró el cráneo”, tampoco se pudo establecer “la causa de la muerte”.
“El tema pueblos originarios ha sido una temática que el equipo en sus orígenes no abordó, pero no desconocíamos que se podían aplicar las técnicas de la arqueología y la antropología forense en estos contextos”, contó.
“La conjunción de circunstancias necesarias” para la participación del EAAF, como la existencia de un proceso judicial en curso y ser convocados en ese marco por un juez o fiscal, “se dio recientemente” en el caso de la investigación penal preliminar de la masacre de Napalpí que lleva adelante el fiscal Diego Vigay, de cara a un juicio de la verdad.
“Es un caso sobre el que hay muchos relatos orales y documentación histórica, pero nuestro aporte es de un tipo de evidencia física que hasta el momento no se había podido ubicar”, dijo.
La especialista explicó que el caso “plantea particulares dificultades” para el trabajo forense, “por el tiempo transcurrido, la ausencia de testigos directos y falta de registro fotográfico”.
“La intención es hallar una fosa común o fosas que puedan vincularse a los hechos de la masacre y documentar no tanto las identidades individuales de las víctimas sino su número, el perfil biológico (edades, sexo, rasgos), la causa de muerte y cómo fueron inhumados”, explicó.

Silvana Turner del EAAF junto al Fiscal Diego Vigay, Juan Chico de la Fundación Napalpi y gente de la comunidad. Foto: Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Las exhumaciones de restos permitirían “darle una dimensión material” a este episodio invisibilizado, aportando de esta forma “evidencia nueva para avanzar con el juicio de la verdad”.
La pandemia frenó los trabajos, pero la idea del EAAF es continuar trabajando en el lugar “con otras técnicas de búsqueda”.
“Uno piensa en la época colonial como el momento de sometimiento a los pueblos originarios, pero en realidad esta violencia (institucional) continuó con la expansión territorial posterior, que fue una política de estado muy terrible”, dijo.